A Muriel
porque aún nacen de la mirada
y los abismos de la ignorancia balbucean
y el dedo entre los labios cae en la duda
y los brazos encrucijan la espera
y los rechinidos de la ausencia reclaman
porque se siguen apareciendo de la mirada
y no hay ceguera que pueda con cada uno de mis recuerdos
tuyos
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